¿Por qué a veces sentimos un vacío, aunque todo parezca estar bien?

Hay días en los que todo parece estar en su lugar: Tenemos salud, estabilidad, relaciones y, sin embargo, por dentro, algo no encaja. Es como si una parte nuestra no estuviera del todo presente, como si una ausencia invisible se hubiera instalado sin anunciarse. A este sentimiento muchas personas le llaman vacío. Pero, ¿Qué significa realmente sentir ese vacío emocional cuando aparentemente no falta nada? 

Ya Freud (1917) advertía que muchas veces el sufrimiento psíquico no surge del presente, sino del retorno de algo que fue reprimido o no elaborado del pasado. El vacío emocional no siempre tiene una causa evidente. No aparece necesariamente después de una pérdida, ni en momentos difíciles. A veces, surge en medio de la rutina, del éxito o incluso en momentos de calma. Esto desconcierta, porque solemos asociar el malestar con eventos externos. Pero el malestar también puede venir de adentro, de necesidades emocionales no nombradas, deseos postergados o partes de uno mismo que han quedado sin espacio para expresarse. 

En muchos casos, ese vacío tiene que ver con una desconexión: Con uno mismo, con lo que realmente se quiere o con lo que se siente. Nos acostumbramos a funcionar en modo automático, cumpliendo con lo que se espera, respondiendo a las exigencias externas y olvidando preguntarnos cómo estamos realmente. Es allí donde aparece la sensación de vacío como una señal, no de algo roto necesariamente, sino de algo que pide ser escuchado. 

A veces ese vacío también habla de duelos no reconocidos: No necesariamente por una muerte, sino por renuncias, cambios, vínculos que se han ido transformando o ideales personales que ya no se cumplen. No todos los duelos son visibles, pero el cuerpo y la emoción los registran igual. El vacío se convierte entonces en una forma de decir lo que no siempre se puede poner en palabras. 

Sentir vacío no es estar roto, es estar en contacto con una parte propia que necesita atención. No siempre hay respuestas rápidas, pero sí caminos para empezar a mirar hacia adentro. Hacer silencio, detenerse, permitirse sentir sin juicio puede ser el primer paso para reconectar con uno mismo.

Porque a veces, lo que duele no es lo que falta afuera, sino lo que hemos dejado de escuchar adentro.

 

Cuando este tipo de vacío aparece, no se trata de llenarlo a toda costa, sino de aprender a escucharlo. Hay caminos que pueden ayudarnos a conectar con esa parte interna que pide atención. Buscar acompañamiento psicológico, especialmente en un espacio terapéutico que ofrezca escucha profunda y sin juicio, puede ser un primer paso importante. La clínica psicológica permite dar palabras a lo que antes era solo sensación. Además, prácticas como la escritura emocional, el arte, la meditación, caminar sin distracciones o el simple acto de detenerse a respirar y registrar cómo nos sentimos, pueden ser formas de empezar a reconectarnos con nosotros mismos. Estas herramientas no reemplazan el trabajo clínico cuando el malestar es profundo, pero sí abren un espacio donde el vacío deja de ser enemigo y empieza a ser pregunta. 

Como señala Viktor Frankl (2004), cuando encontramos sentido incluso en el sufrimiento, este deja de ser un peso mudo para convertirse en parte del camino. Y como plantea Jorge Tizón (2004), muchas veces el dolor psíquico no busca desaparecer, sino ser comprendido y simbolizado. El vacío, entonces, no es señal de que algo está mal en nosotros, sino un llamado a escuchar aquello que ha quedado en silencio. 

Referencias 

  • – Freud, S. (1917). Duelo y melancolía. En Obras completas, Volumen XIV. Buenos Aires:  Amorrortu. 
  • – Greenberg, J. & Mitchell, S. (1983). Las relaciones objeto en el psicoanálisis. Paidós. – Tizón, J. L. (2004). El malestar psíquico y el sufrimiento emocional. Herder. – Rojas Marcos, L. (2003). La fuerza del optimismo. Espasa Calpe. 
  • – Frankl, V. (2004). El hombre en busca de sentido. Herder. 
  • – Goleman, D. (2006). La inteligencia emocional. Kairós.
Autor: Psi. Lency Ríos - Magister en Psicología y Salud Mental. 
Para Grupo Resurgir - Julio de 2025.

 

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